Definiciones previas

Dentro del prólogo de Los Elementos de Euclides se nos deleita con unas definiciones y teoremas previos para entender lo que se viene encima. Uno de esos teoremas es el Teorema Dual. Y dice los siguiente:

"TEOREMA DUAL - El principio de dualidad afirma que a partir de cualquier teorema o construcción de geometría proyectiva podemos obtener otro, conocido como teorema dual, sólo cabe intercambiar las palabras punto y recta, modificando también las relaciones entre los puntos y las rectas. Entonces, por este principio:

  • Un punto se convierte en una recta.
  • Puntos alineados se convierten en rectas que pasan por un punto.
  • Rectas tangentes se convierten en el punto de tangencia.
  • Un círculo circunscrito se convierte en un círculo inscrito.
  • ...etc, etc."


Tal y como afirma Euclides sobe la geometría proyectiva, el dual no es más que “construir lo contrario a”. La Sociedad actual a veces (que suele ser casi siempre), me da la impresión que se está construyendo, o mejor dicho, la estamos construyendo de manera Dual. No caben terceras opciones, o estás dentro o estás fuera, o eres de una forma o de otra, o estás de acuerdo o en desacuerdo. En otras palabras:

De izquierda o de derecha, rojo o azul, homo o hetero, pobre o rico, belenes o punsetes, radical o prosistema, monárquico o republicano, buen estudiante o psicológicamente anormal, buen profesor o predepresiva carne de jubilación, pijo o friqui, creyente o ateo, blaugrana o merengón, guerra sí o guerra no, raza blanca o no, rubia o morena, a la moda u hortera, amigo o enemigo, pop o rock, invierno o verano, banqueros ladrones o banqueros ladrones.

Quizá este último punto sea uno de los puntos en los cuales no haya dualidad (salvo los banqueros que piensan lo contrario, claro). La Sociedad se ha construido a su alrededor y han adquirido tanto poder que no podemos dar un paso sin que sean dueños de nuestras decisiones. Desde hace tiempo (muchos años) a esta gentuza se les ha dejado hacer lo que les ha dado la gana, y así nos va. Para poder adquirir un bien o estás forrado o te conviertes en un esclavo mensual. Si decides esto último, resulta que el dinero que se supone que le pides prestado, se convierte en un salvoconducto viajero alrededor del mundo que va abriendo las puertas de las deudas contraídas con otros ogros superiores. En definitiva, te arrancan el pellejo cual tollo para tomate, para pagar en media vida y con creces un dinero que no existe, que divaga. Este dinero vacilante crea por tanto una deuda al banco en cuestión y si multiplicas por todas las iguales como yo obtendrás toda la deuda total que han contraído. Te aseguro que no te puedes hacer una idea. Pues te digo yo la cifra mareante: 1’79 billones de euros. Que en las antiguas pesetas,… Yo que sé. Y soy matemático.

Deuda contraída por los bancos implica deuda contraída por el país y sobre todo por los currantes. Pero cómo se arregla el problema, inyectando dinero público, es decir, otra vez mío, otra vez nuestro. Uf, creo que estoy pagando demasiado.

Y ahora estos bancos deciden hacer acopio para tapar su agujeritos y el resto de los mortales a seguir haciendo agujeros más grandes en los bolsillos. Pero hacer acopio, ¿qué implica? Pues no gastar y si me apuras ni siquiera prestar. Es por ello por lo que a tantos jóvenes y no tan jóvenes, que quieren conseguir su bien más preciado: un techo propio, y que no les ahoga la soga de la crisis (y hablar sobre esto daría para otra entrada de blog), les ponen más trabas que la Santa Iglesia para apostatar. A eso se llama manejar los hilos de la economía de un país, venga quien venga a contradecirme.


No suelo insultar, por lo menos de manera clara, y si tengo que hacerlo creo que suelo tener gusto cuando llega la hora; pero creo que se merecen que pierda los papeles. MALDITOS CABRONES MALNACIDOS.