"Se dice que una recta está adaptada a un círculo cuando sus extremos están en la circunferencia del círculo".
Uno se adapta cuando su principio y su fin está totalmente integrado. Creo que esta reflexión puede deducirse de la definición. Para mí siempre ha sido complicado adaptarme a los sitios nuevos; mis amigos dicen que es por mi autismo. Y este autismo, dicen, que es lo que me hace algo especial para ellos.
Pero si difícil es integrarse, al menos para mí, más difícil es decir ADIÓS cuando se desea con todo el alma decir hasta luego. Decir ADIÓS implica dejar atrás muchas risas, muchas lágrimas, muchos recuerdos (sobre todo buenos), muchas experiencias, muchos consejos, muchas miradas, muchos rincones, muchas palabras, muchas personas que te quieren (porque lo han demostrado), muchas cervezas, muchas alegrías, mucha personas importantes, mucha sabiduría, ... y así podría seguir hasta aburrirte. ¿A quién le apetece decir ADIÓS y dejar atrás todo esto? A mi no desde luego. En mi vida he pasado por algunos momentos como el que me tocará vivir en breve y curiosamente siempre reacciono de la misma forma: dejándome apagar poco a poco como una hoguera de San Juan.
No es justo esta reacción para las personas que quiero pero no sé hacerlo de otra forma. No me gustan las explosiones de júbilo en las despedidas. Pero anhelo con toda mi alma poder abrazar a esa Mayte, a esa Rocío, a ese Paco, a todos mis niños... y como no a mi Rosa. Nunca me olvidaré de esa Presentación de las Marujas. Supongo que nombrar a algunas personas es injusto porque en la lista no aparecen nombres que quizá otro día sí lo harían.
Pero Mayte: siempre has tenido palabras de ánimo en estos cuatro años, siempre con una sonrisa castellana, y eso en este trabajo es primordial; consejos que sentaban cátedra; y qué leches los niños siempre nos están comparando, por algo será. Me idenifico mucho con ella.
Pero Rocío: siempre te he tenido como un apoyo por nuestro feeling; en ocasiones (pocas) has sido la primera en aconsejarme cuando hubo contratiempos,y no todo el mundo se atreve.
Pero Paco: simepre has estado ahí. Has sido como un padre en mi trabajo; me has dado consejos, apoyos, buenas palabras, responsabilidades, experiencia; que más se puede pedir.
Pero mis niños: siempre he aprendido algo de todos los alumnos que he tenido en estos cuatro años; me han enseñado mucho poniéndomelo difícil a veces, y de cada uno me llevo un trocito.
Pero Rosa: siempre Rosa. Podría estar escribiendo horas de ella. Siempre me ha entendido porque me conoce como si lleváramos juntos toda la vida; siempre me ha servido de faro adonde quiera que mirara; siempre ha sido un referente en mi profesión porque tengo y tendré el orgullo de decir que me he ido perfilando como docente gracias a ella, es un modelo a seguir por y para todos; porque siempre ha tenido ese detalle que necesitas; porque ha sido Rosa; porque es Rosa. GRACIAS.
Gracias a todos. No os olvidaré jamás. Os llevaré en mi corazón.
Uno se adapta cuando su principio y su fin está totalmente integrado. Creo que esta reflexión puede deducirse de la definición. Para mí siempre ha sido complicado adaptarme a los sitios nuevos; mis amigos dicen que es por mi autismo. Y este autismo, dicen, que es lo que me hace algo especial para ellos.
Pero si difícil es integrarse, al menos para mí, más difícil es decir ADIÓS cuando se desea con todo el alma decir hasta luego. Decir ADIÓS implica dejar atrás muchas risas, muchas lágrimas, muchos recuerdos (sobre todo buenos), muchas experiencias, muchos consejos, muchas miradas, muchos rincones, muchas palabras, muchas personas que te quieren (porque lo han demostrado), muchas cervezas, muchas alegrías, mucha personas importantes, mucha sabiduría, ... y así podría seguir hasta aburrirte. ¿A quién le apetece decir ADIÓS y dejar atrás todo esto? A mi no desde luego. En mi vida he pasado por algunos momentos como el que me tocará vivir en breve y curiosamente siempre reacciono de la misma forma: dejándome apagar poco a poco como una hoguera de San Juan.
No es justo esta reacción para las personas que quiero pero no sé hacerlo de otra forma. No me gustan las explosiones de júbilo en las despedidas. Pero anhelo con toda mi alma poder abrazar a esa Mayte, a esa Rocío, a ese Paco, a todos mis niños... y como no a mi Rosa. Nunca me olvidaré de esa Presentación de las Marujas. Supongo que nombrar a algunas personas es injusto porque en la lista no aparecen nombres que quizá otro día sí lo harían.
Pero Mayte: siempre has tenido palabras de ánimo en estos cuatro años, siempre con una sonrisa castellana, y eso en este trabajo es primordial; consejos que sentaban cátedra; y qué leches los niños siempre nos están comparando, por algo será. Me idenifico mucho con ella.
Pero Rocío: siempre te he tenido como un apoyo por nuestro feeling; en ocasiones (pocas) has sido la primera en aconsejarme cuando hubo contratiempos,y no todo el mundo se atreve.
Pero Paco: simepre has estado ahí. Has sido como un padre en mi trabajo; me has dado consejos, apoyos, buenas palabras, responsabilidades, experiencia; que más se puede pedir.
Pero mis niños: siempre he aprendido algo de todos los alumnos que he tenido en estos cuatro años; me han enseñado mucho poniéndomelo difícil a veces, y de cada uno me llevo un trocito.
Pero Rosa: siempre Rosa. Podría estar escribiendo horas de ella. Siempre me ha entendido porque me conoce como si lleváramos juntos toda la vida; siempre me ha servido de faro adonde quiera que mirara; siempre ha sido un referente en mi profesión porque tengo y tendré el orgullo de decir que me he ido perfilando como docente gracias a ella, es un modelo a seguir por y para todos; porque siempre ha tenido ese detalle que necesitas; porque ha sido Rosa; porque es Rosa. GRACIAS.
Gracias a todos. No os olvidaré jamás. Os llevaré en mi corazón.
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