Proposición I del Libro XI

"No es posible que una parte de una línea recta esté contenida en el plano de referencia y otra parte de la recta en un plano más elevado"


Esta proposición que inicialmente podría ser una contra-proposición por negar una veracidad, se convierte en cierta cuando lo aplicamos a los niveles vitales: "siempre es posible que una parte de una línea recta esté contenida en un plano de referencia y otra parte de la recta en un plano más elevado". Que cierta es esta afirmación hoy día: ¿por qué se premia al que nunca hace nada cuando se le ocurre hacer algo, algún día?, y ¿por qué se condena al que siempre está intentando llevar su trabajo adelante y por razones que no controla no consigue los objetivos esperados?


Entre estos dos argumentos ¿puedes adivinar quién está en el plano de referencia y quién está en el plano más elevado? Puedo asegurar que sí. La injusticia del mínimo esfuerzo ante el trabajo incondicional siempre suele aparecer. Pero no sólo en lo que estás pensando, también donde menos te lo esperas: harto de trabajar para que venga otro y con lo más mínimo y una sonrisa salga triunfante, harto de de ser metódico para que todo salga bien y lo único que prevalece es la opinión derrotista de alguien que cae mejor, harto de cargar con los problemas de los demás intentando solucionarlos (para que todo vaya bien) y a la más mínima sientes la soga en el cuello, harto de tenerlo todo controlado y cuando cometes un error siempre aparece un leviatán para enjuiciarte, harto de estar harto y siempre hay alguien que consigue hartarte más aún.

¿Es justo que por ser un infatigable hacendoso y cometer un error te sienten en el banquillo de los acusados de la vida?