La definición de este título dice lo siguiente: "Rectas paralelas son las que están en el mismo plano y al prolongarse indefinidamente no se tocan". Esta definición me sirven para tratar lo complicado que es la educación de un adolescente (porque es a lo que me dedico, siendo extrapolable a otras edades) en este país.
Imaginemos que padres por un lado y profesores por otro son esas rectas paralelas que comparten plano. Rectas paralelas porque se parecen mucho a la hora de implantar educación: padres dedicados a la educación formativa y profesores dedicados a la educación académica; y comparten el mismo plano porque ambos comparten a ese adolescente (o esa adolescente, como diría Bibiana Aído). Esto sería sublime siempre que cada parte aplicara su metodología indefinidamente en el tiempo y éstas no llegaran a encontrarse como rectas paralelas que son. Pero en el momento que una de las partes intente interferir en la otra, comenzará una convergencia tortuosa. ¿Por qué tortuosa? Porque en cuanto una de las partes incumple o intenta suplir en alguna medida a la otra el conflicto perjudica muy mucho al adoleste. Ni los profesores pueden ejercer de padres ni viceversa.
Hay veces que esta convergencia es tan secante que una parte se cree con el derecho de agredir física y psicológicamente a la otra, perjudicando sin saberlo al adolescente; y por norma general ya se sabe que parte incumple este contrato imaginario.
El día 4 de marzo me pongo en huelga por las agresiones sufridas a varios colegas de profesión el el último mes en Huelva y no creáis que me apetece, ¿a quién le apetece ir a una huelga por una agresión a un compañero?, yo creo que a nadie. Pero VOY MUY GUSTOSAMENTE, porque ¡ya está bien!
¡Ya está bien de ser unas marionetas!
¡Ya está bien de ser un saco para que golpeen los amargados de turno!
¡Ya está bien de faltas de respeto diarias!
¡Ya está bien de ser degradado y devaluado!
¡Ya está bien!
Aquí os dejo un enlace que aclara porque nos ha llevado al IES Clara Campoamor a estar al lado de NUESTROS COLEGAS.
Imaginemos que padres por un lado y profesores por otro son esas rectas paralelas que comparten plano. Rectas paralelas porque se parecen mucho a la hora de implantar educación: padres dedicados a la educación formativa y profesores dedicados a la educación académica; y comparten el mismo plano porque ambos comparten a ese adolescente (o esa adolescente, como diría Bibiana Aído). Esto sería sublime siempre que cada parte aplicara su metodología indefinidamente en el tiempo y éstas no llegaran a encontrarse como rectas paralelas que son. Pero en el momento que una de las partes intente interferir en la otra, comenzará una convergencia tortuosa. ¿Por qué tortuosa? Porque en cuanto una de las partes incumple o intenta suplir en alguna medida a la otra el conflicto perjudica muy mucho al adoleste. Ni los profesores pueden ejercer de padres ni viceversa.
Hay veces que esta convergencia es tan secante que una parte se cree con el derecho de agredir física y psicológicamente a la otra, perjudicando sin saberlo al adolescente; y por norma general ya se sabe que parte incumple este contrato imaginario.
El día 4 de marzo me pongo en huelga por las agresiones sufridas a varios colegas de profesión el el último mes en Huelva y no creáis que me apetece, ¿a quién le apetece ir a una huelga por una agresión a un compañero?, yo creo que a nadie. Pero VOY MUY GUSTOSAMENTE, porque ¡ya está bien!
¡Ya está bien de ser unas marionetas!
¡Ya está bien de ser un saco para que golpeen los amargados de turno!
¡Ya está bien de faltas de respeto diarias!
¡Ya está bien de ser degradado y devaluado!
¡Ya está bien!
Aquí os dejo un enlace que aclara porque nos ha llevado al IES Clara Campoamor a estar al lado de NUESTROS COLEGAS.
HUELGA 4 DE MARZO
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